Que la fuerza te acompañe

No me considero una fanática de las sagas literarias y cinematográficas, pero sí reconozco que a veces captan mi atención y logran que espere con ganas la evolución de la historia. Los libros de Harry Potter, las películas de ‘Los juegos del hambre’ y la serie ‘Juego de tronos‘ son algunos de esos ejemplos, entre los que también se encuentra ‘La guerra de las galaxias’.

En todas se recrean universos más o menos fantásticos, aunque lo que más me atrae siempre es la vertiente humana de la historia: relaciones amorosas, familiares, de amistad… complejísimas que consiguen que te quedes deseando saber qué pasará a continuación.

‘El despertar de la fuerza’, el episodio VII de ‘La guerra de las galaxias’, ilustra perfectamente a lo que me estoy refiriendo. El filme, que está teniendo un merecido éxito desde su reciente estreno, supone una nueva vuelta de tuerca a las aventuras de Luke Skywalker, la princesa Leia y Han Solo. Además, es el inicio de una nueva generación en la que la famosa «fuerza» está más presente que nunca.

Bilbao, como esa urbe cada vez más cosmopolita en la que se está convirtiendo, se ha sumado a la fiebre desatada por los fans de la sagacon una exposición de objetos de culto. El éxito de la muestra provocó que se alargase hasta el 17 de enero, pese a que estaba previsto que terminase 7 días antes.

En la misma podían apreciarse trajes de distintos personajes, como el mítico Darth Vader, y el adorable R2-D2.

Star Wars

Curiosidades ligadas al merchandising como Mr. Potatoes, originales videojuegos clásicos y episodios especiales de ‘Padre de familia’.

Accesorios Star

Destacaba entre todas esta espectacular maqueta.

Star Wars recreación

Un plan original apto para seguidores de «la fuerza».

De food trucks y Mafalda

Bilbao se está convirtiendo en una urbe en la que nunca faltan nuevas actividades. Para muestra, un par de las que hemos podido disfrutar durante el mes de octubre.

Los días 2, 3 y 4, El Arenal acogió una treintena de ‘food trucks’ (furgonetas que sirven comida en la calle).Las opciones eran muy variadas: hamburguesas, perritos calientes, tortilla de patata, crepes, platos mexicanos… El precio por ración rondaba los 10 €.

Para degustarlos había mesas y bancos y, como el tiempo acompañó (lo que es toda una lotería por esta zona), la afluencia de gente fue importante durante las horas punta.

El evento contaba, además, con diferentes actividades como un photocall, donde te imprimían las fotos que te sacaban, y el juego del martillo. El conjunto daba la sensación de transportarte a una feria americana.

Food trucks Bilbao

Dentro del Festival Internacional de Literatura y Arte con Humor ‘Ja! Bilbao’ se ha incluido, entre el 23 de septiembre y el 18 de octubre, la exposición ‘Quino por Mafalda’, que ha tenido lugar en Edificio Ensanche.

La muestra gratuita buscaba homenajear la figura de Quino, que ha cumplido 60 años de carrera como dibujante de humor, así como su personaje estrella, Mafalda, que ya tiene 50 años.

Se veía muy rápido y como admiradora de Mafalda, ya que mi madre tiene prácticamente todas sus viñetas en libros, eché en falta más viñetas de la irónica niña y menos de otros personajes de Quino.

Quino por Mafalda

Diferentes opciones para un Bilbao cada vez más cosmopolita, ¿qué nos deparará noviembre?

Bon appetit!

Es sabido por todos los bilbaínos (aquellos que nacen donde les da la gana y que se caracterizan por su gran humildad) que como en la Villa no se come en ningún sitio. Dejando los tópicos y las bromas a un lado, lo cierto es que la capital vizcaína tiene diversos locales en los que se puede disfrutar de una comida con una buena relación calidad/precio.

Mi afición a la gastronomía ha hecho que en los últimos tiempos haya encontrado algunos restaurantes, más que recomendables, que sumar a los de aquella entrada que publicaba en octubre de 2011 bajo el título de ‘¡A cenar!‘.

Kokken

Menús basados en la cocina escandinava que van variando cada día en función del pescado fresco que hayan comprado. Sugieren empezar por el de cinco platos (pequeños y el último es el postre por 13,95 €) y, si te quedas con hambre, puedes pasar al mediano (7 platos, 18,95 €) e incluso llegar al largo (9 platos, 23,95 €). Está muy cerca del Ayuntamiento, en la conocida como ‘Plaza del Gas’, y tiene una presentación y un servicio muy cuidados.

Kokken

Don Crepe

Esta pequeña crepería, situada a la altura del Puente de la Salve, enfrente del museo Guggenheim, ofrece diversos crepes salados y dulces. El dueño suele aconsejar sobre sus especialidades y hacerle caso siempre es sinónimo de acierto.

Don Crepe

Algo diferente

El número 30 de la calle Henao acoge el único restaurante griego que conozco en Bilbao. Sabores muy mediterráneos con mucha verdura y poca grasa. Sano y delicioso.

Algo diferente

Bermeo

Recién renovado, el restaurante del clásico Hotel Ercilla tiene un bar/cafetería donde se pueden compartir raciones y pintxos muy sabrosos a unos precios muy competitivos. Ideal para aquellos días en los que quieres picar algo.

Bermeo

Bon appetit!

¡A cenar!

Probar sabores diferentes en un ambiente nuevo es lo mejor de ir por primera vez a un restaurante. Degustar un plato que, normalmente, no comemos en nuestros hogares es uno de los mayores alicientes a la hora de elegir menú.

Además, a veces, un restaurante nos gusta tanto que acabamos convertidos en clientes habituales del establecimiento. Hoy sugeriré seis sitios a los que no me importa volver. Algunos son nuevos descubrimientos y otros viejos conocidos, lo único que tienen en común es que su comida logra abrir mi apetito.

Crepe and Crepe
Centro Comercial Artea

Había oído hablar muy bien de esta crepería, situada en la zona de restaurantes del Centro Comercial Artea. Ayer fui por primera vez y la experiencia fue muy positiva. Tienen una amplia carta de crepes de sabores salados (quesos, verduras y carnes) y dulces (chocolate, fresa…).

Como entrante tomamos una Ensalada presi (lechuga, patata cocida, langostinos, setas a la plancha y crema balsámica) y luego compartí un Crepe Chef (huevo frito, mozzarela fundida, salsa de albahaca, tomate, setas, orégano y jamón serrano) y un Crepe Popeye (espinacas, champiñones, quesos mozzarella y brie fundidos, cubierto de bechamel y queso parmesano).

Todo buenísimo y los camareros son muy simpáticos. El precio rondó los 12 euros. Tengo pendiente volver para probar los crepes dulces.

Ají Colorado
Bilbao

Otro de mis descubrimientos recientes. Un restaurante especializado en cocina peruana y situado en la calle Barrenkale del Casco Viejo bilbaíno. Los sabores de la cocina de este país andino me encantaron.

Aparte del clásico ceviche (pescado crudo que se cuece en frío gracias al efecto acido del limón), destacaría el ají de gallina (una crema espesa compuesta por gallina, previamente cocida y luego desmenuzada, y servida con arroz blanco).
Si tuviera que comparar la cocina peruana con la de alguna otra nación diría que es una mezcla entre la hindú y la mexicana. Aunque lo mejor, como siempre, es degustarla para poder opinar.

El precio de la cena en el Ají Colorado se acercó a los 20 euros (incluyendo vino, pan, postre, plato principal y entrantes para compartir).

Garibolo
Bilbao

Un vegetariano estupendo que se encuentra en Bilbao (entre Abando y Zabalburu). El menú del día cuesta 12,50 euros e incluye tres platos y postre.

Sus especialidades son las albóndigas vegetarianas y la sublime tarta de zanahoria con chocolate y coco. No soy muy aficionada a los dulces, pero ésta es una de las mejores tartas que he probado.

No es recomendable ir con prisa, ya que, con tantos platos, se tarda un poco en comer.

Nopal
Portugalete

La céntrica calle Correos de la Noble Villa de Portugalete acoge el mejor restaurante mexicano en el que he estado. Regentado por nativos del país, ellos te aconsejan sobre las mejores especialidades, cómo elegir las raciones…

El servicio es de lo más atento y, al final de la cena, te sacan una foto con el típico sombrero mexicano y, posteriormente, la cuelgan en su página web. El precio ronda los 20 euros.

Es un sitio muy agradable para tomar un cóctel y sirven varios tipos de margaritas.

Texas Embassy
Laredo

Conocido entre mi grupo de amigos como «el americano» su menú se asemeja al del Foster´s Hollywood, aunque sus precios son más económicos (se cena por unos 11 euros). La carne de las hamburguesas tiene mucho sabor y las patatas con queso y bacon son adictivas. Mi plato favorito es la ensalada con pasta y pollo.

El original está en la zona de El Puntal, de Laredo, pero este año han abierto otro detrás del Ayuntamiento. Recomiendo ir al de siempre porque el local es más amplio, el ambiente es más tranquilo y atienden mucho más rápido.

Piculín
Laredo

En la Puebla Vieja de Laredo está la bocatería Piculín. El local no tiene sitio para sentarse, por lo que hay que pensar antes dónde se va a comer. Además, elaboran todo al momento y eso genera largas colas a algunas horas.

Sin embargo, todos estos inconvenientes merecen la pena tras probar sus especiales. Por ejemplo, el de pechuga lleva huevo en forma de tortilla, pimiento verde, queso y salsa rosa. Una combinación exquisita.

Los precios son irrisorios y rondan los tres euros y poco. Es todo un espectáculo observar la coordinación de la pareja que lo regenta preparando bocadillos, hamburguesas y sándwiches.

Ahora me gustaría probar un egipcio, un alemán y un marroquí de los que me han hablado. Seguiremos informando…

Cómo se pasa la vida…

Vaya por delante que no es mi intención ponerme profunda con este post, pero es que últimamente ha habido tres muertes que me causado una gran impresión.

Primero fue una trabajadora del Banco Santander. Se llamaba Estela Carduch, tenía 25 años y era cajera en una sucursal de Cambrils. El 25 de octubre dos atracadores entraron en la oficina y, al parecer, se les disparó la pistola. La bala rebotó en la bandeja que se usa para depositar el dinero y, desde ahí, impactó en el cuello de Estela, que murió desangrada.

Luego, también el 25 de octubre, que se ve que fue un día aciago, Ana Isabel A.B., de 31 años y natural de Galdakao, falleció al caerle en la cabeza un fragmento de la fachada de un edificio de Bilbao.

Ambos casos son el colmo de la mala suerte. Dos mujeres jóvenes y sanas que un día mueren, sin previo aviso y de la manera más estúpida. Es como para reflexionar y replantearse lo fugaz que es, a veces, la vida.

La tercera muerte ha sido la de Andy Irons, campeón del mundo de surf en 2002, 2003 y 2004. Irons tenía 32 años y su mujer estaba embarazada de 7 meses de su primer hijo cuando falleció, el pasado 2 de noviembre. La versión oficial dice que estaba enfermo de dengue, aunque hay rumores que apuntan a que pude tratarse de una sobredosis de metadona.

Quiero pensar que se trata de un accidente, porque Irons era mi surfista favorito. No soy experta en este deporte, pero me parece espectacular ver las virguerías que son capaces de hacer los profesionales encima de una tabla.

El Billabong Pro Mundaka nos ha permitido, desde 1999, disfrutar de cerca de los mejores surfistas del mundo. Este año no se ha celebrado, y no está muy claro si volverá a entrar en el calendario de las pruebas del Circuito Mundial para 2011, así que, por el momento, tendremos que conformarnos con recordar las experiencias vividas allí.

Visité por primera vez Mundaka, y su ola izquierda, en octubre de 2003. Nunca había visto una competición profesional y el ambiente me impresionó. Gente bohemia que viaja de una punta a otra del mundo en busca de las mejores olas. ¿A quién no le daría envidia?

Regresé en 2004 y elegí un día en el que llovía muchísimo. No se podía casi estar viendo a los surfistas, pero fui muy afortunada, porque durante el breve momento que estuve asistí a la actuación de Andy Irons. Le vi hacer una maniobra imposible. Allí donde cualquiera se hubiese caído bajo la ola, él consiguió mantenerse sobre la tabla y salir victorioso.

No digo que Irons sea el mejor surfista del mundo. Sin embargo, lo que le vi hacer ese día no lo había visto nunca en directo, ni he vuelto a verlo. Eso le convirtió en mi preferido.

2006 fue el último año en el que acudí a Mundaka. Cuando llegamos los surfistas estaban firmando posters y, entre ellos, estaba Irons. Conseguí el poster con los autógrafos de todos y, desde entonces, cuelga de la pared de mi habitación. Además, le sacamos la primera foto que ilustra esta entrada.

La muerte de Irons, tan repentina, me sorprendió y me dejó un amargo sabor de boca. Le recordaré como al único que pudo seguir cabalgando esa ola.