¿Por qué votar el 20n?

«No voto porque no entiendo de política» y «no voto porque no sirve para nada» están, junto con «no leo porque no tengo tiempo«, entre las afirmaciones comunes que más detesto.

A los que defienden la primera postura les diría que la política no es algo de lo que se «entienda». La gente opina sobre fútbol sin saber lo que es un fuera de juego y, sin embargo, aseguran no poder votar porque desconocen las opciones existentes.

Salvando el abismo que hay entre ambos temas, cualquier persona puede crearse un punto de vista sobre la situación política, simplemente, manteniéndose informado. En la llamada era de la comunicación 3.0 los mensajes llegan desde los más diversos lugares. La prensa escrita, la radio, la televisión, internet y las redes sociales son canales con características particulares y, combinándolos, se puede obtener una información de excelente calidad. Sólo hace falta consultar fuentes con una ideología lo menos marcada posible.

En cuanto al «no voto porque no sirve para nada», que suele ir acompañado de un «todos los partidos políticos son iguales», es una temeridad afirmar algo así. Es cierto que, si se analizan los programas electorales de los partidos y se comprueban los puntos que cumplen al alcanzar el poder, se demuestra que no siempre se pone en práctica lo prometido. Esto, junto con la demagogia que acompaña a las formaciones políticas, hace que me resulte muy difícil identificarme completamente con ninguna opción. No obstante, las diferencias entre partidos son importantes a la hora de gobernar.

El último Gobierno del PP decidió entrar en la guerra en Irak y no gestionó la catástrofe del ‘Prestige’, y el Gobierno socialista (nótese la ironía de la palabra) actual, para sacarnos de una crisis cuya existencia en un comienzo negaba, ha reformado la edad de jubilación y, lo que es bastante más importante, la Constitución. Así, la Carta Magna aprobada en 1978, y que nunca había sido modificada, ha sido cambiada a hurtadillas con el consentimiento de los dos partidos mayoritarios y sin un referéndum. Todo joyitas vamos. Para que luego digan que los resultados de unas elecciones no nos afectan.

La democracia no es un instrumento perfecto, pero la historia ha demostrado que es el sistema que mejor funciona. Además, como bien dice mi madre, es uno de los pocos derechos que tenemos, por lo que es nuestra responsabilidad hacer uso del mismo. Si no, tal y como ilustra la imagen publicada en el «blog de Jesús Lens«, se pierde el derecho a opinar tras conocer el resultado de las elecciones. Y, con la que está cayendo, todo el mundo quiere dar su punto de vista.

Considerando la situación económica actual, es vital acudir a las urnas el próximo domingo.

Termino la entrada de hoy con un video que recoge las mejores intervenciones en el programa ’59 segundos’ del economista de Attac-España, Alberto Garzón, cuyas propuestas, al menos, son novedosas y se alejan de lo convencional.