29M o por qué hacer huelga

Vaya por delante que antes de empezar a escribir este post tengo claro que voy a tratar un tema espinoso, sobre el que existen las más variadas opiniones. Sin embargo, la actualidad manda.

La Constitución española reconoce «el derecho a la huelga de los trabajadores para la defensa de sus intereses». Ejercer ese derecho o no es decisión de cada trabajador.

Los sindicatos habían convocado para hoy huelga general en respuesta a la reforma laboral aprobada por el gobierno de Rajoy. Según sus datos, a nivel nacional, el paro ha tenido un seguimiento del 77% y en Euskadi ha sido «casi total». Esta última valoración, como siempre, difiere de la ofrecida por el Gobierno y patronal vascos que cifran el impacto entre un 60% y un 70%.

No sabría cuantificar el número de asistentes a la manifestación de esta mañana en Bilbao, aunque desde la plaza Moyua no se veía ni el principio, ni el final de la concentración.

Las semanas previas a la huelga he escuchado todo tipo de razones para no secundarla. Las más repetidas han sido que debería haberse organizado hace mucho tiempo y una falta de identificación con los sindicatos.

Entiendo los dos motivos. La crisis no es nueva precisamente, pese a que los socialistas se empeñaron en negar que existiese durante una buena temporada, y la respuesta de los sindicatos ha sido, a todas luces, insuficiente. Hoy en Bilbao, ni siquiera han sido capaces de unirse todos para organizar una manifestación común.

Otras argumentaciones muy frecuentes entre quienes no han hecho huelga apuntaban a que era un paro convocado debido a que el Partido Popular está en el Gobierno, ya que no se organizó nada similar durante el mandato de Zapatero. Asimismo, defendían que no se ha dado ni un plazo de 100 días al nuevo Ejecutivo para dejarle desarrollar sus políticas.

Las últimas decisiones del Gobierno socialista (que debió de olvidar, en algún punto, que entre sus siglas está la palabra «Obrero») fueron más que merecedoras de una huelga como la de hoy. Sin embargo, si en menos de 100 días los populares han aprobado una reforma laboral semejante, ¿qué nos espera durante los siguientes tres años? Siempre he defendido que las mayorías absolutas no pueden traer nada bueno, porque van contra la misma esencia de la política, pero se ve que el electorado no comparte mi opinión.

No obstante, cualquier argumento contrario a la huelga pierde valor si se tiene en cuenta que vivimos en un país con más de cuatro millones de parados y que las principales reformas, propuestas por ambos gobiernos, han sido ampliar la edad de jubilación, abaratar el despido y promover los contratos basura. Todo esto ha provocado que lo que hace tres o cuatro años era un sueldo normal hoy sea una pequeña fortuna, pese a que los precios no han dejado de subir.

La pregunta es, excusándose en la coyuntura económica actual, ¿hasta dónde van a recortar derechos? Derechos que, no olvidemos, costó años lograr. Además, ¿alguien cree que si la situación mejora van a devolverlos?

Por todo ello, era necesario secundar la huelga hoy, porque más vale tarde que nunca y porque, como decía uno de los carteles de la manifestación, «No puedo bajarme los pantalones y apretarme el cinturón a la vez».