De juegos de escape y autocine

Una puerta que se cierra y 60 minutos para salir antes de acabar en el calabozo de la familia Crowell. ¿Es el argumento de una película, un libro o una obra de teatro? No, es uno de los juegos de escape más populares de Bilbao, la Mad Mansion.

Situada en el número 16 de la calle Huertas de la Villa, detrás del Campo Volantín, el episodio 1 de la Mad Mansion parte de una premisa sencilla: la misteriosa familia Crowell vive aislada, en una extraña casa, en la que se quedan encerrados los participantes en el juego. Estos tendrán 60 minutos para escapar antes de que los propietarios vuelvan y les encierren en el calabozo.

Por un precio de 55 euros, a repartir en grupos de entre 2 y 5 personas, pasarás una hora de lo más entretenida tratando de resolver acertijos que, a su vez, te llevan a otros enigmas. Llaves por encontrar, candados con combinaciones secretas, juegos de lógica… Lo más importante es el trabajo en equipo y recordar que, para escapar, no es necesaria la fuerza, sino la destreza.

Una experiencia muy recomendable, en la que no se pasa nada de miedo y que merece la pena repetir en alguno de los otros dos episodios de la Mad Mansion. La pregunta final sería, ¿logramos salir? Desafortunadamente, la respuesta, como la del 75% de los participantes, es negativa. Terminamos en el calabozo.

Mad Mansion

A esta nueva opción de ocio en Bizkaia se le suma otra, muy americana, el recién estrenado autocine de Getxo, en el número 2 de Ibarrengoa Estarta. Tras un largo tiempo hablando del tema, este septiembre se ponía en marcha con la proyección de la mítica ‘Grease’.

Tiene un coste de 10 euros por coche y, en su interior, hay un puesto en el que venden perritos, pizzas, gominolas… Todo con una estética adorablemente yankee. Ellos colocan los vehículos y se escucha sintonizando una frecuencia de la radio.

La sensación de estar en el cine bajo las estrellas resulta curiosa y agradable a partes iguales. Estuve viendo la no especialmente destacable ‘Pan’ y es una actividad a repetir.

¿Los problemas? La calidad del sonido en ciertas escenas y los derivados de estar en un coche parado: falta de batería, cristales empañados y necesidad de limpiaparabrisas si llueve.

Sin embargo, todo lo compensa la sensación de estar, por un rato, en un universo paralelo al de la reestrenada ‘Grease’.

Autocine