Descubriendo las islas griegas: Mykonos y Santorini

Tras nuestro paso por Atenas, ¿qué mejor forma de seguir conociendo el país que descubrir dos de sus islas más famosas?

Mykonos se ha convertido en un destino turístico relacionado con el ocio nocturno. Eso hizo que dudásemos sobre si merecía la pena visitarla, porque íbamos a hacer un viaje más de relax, pero su fama la precede y acabamos optando por pasar unos días en ella.

Volamos desde la capital a primerísima hora, al llegar alquilamos un coche (para moverte por las islas es muy conveniente tener uno) y recorrimos Chora (su capital), que estaba prácticamente vacía antes de que los comercios abriesen.

Chora es el pueblo con más encanto que vimos. Sus calles estrechas, sus edificios bajitos y blancos, sus pequeñas iglesias, el antiguo puerto, la zona de Little Venice con sus casas colgando en el agua… es lo que uno se imagina del lugar antes de venir.

Chora - Mykonos - Nahia Nebra

Sin olvidar los molinos de viento de Kato Milli, uno de sus emblemas. El viento es protagonista en Mykonos y evita que, pese a estar en pleno agosto, la sensación térmica sea de excesivo calor.

Todo ello se ve rapidito y las distintas playas son agradables, sin ser espectaculares. Es recomendable disfrutar de Chora por la mañana, sin actividad, y callejear tranquilo y por la noche, con todos sus comercios y hostelería en plena ebullición. Parecen sitios distintos.

Molinos de Kato Milli - Mykonos - Nahia Nebra

Aprovechamos nuestra estancia para hacer una excursión a las islas de Rhenia y Delos en una embarcación clásica llamada Kaiki. Ambas son pequeñas y están deshabitadas actualmente.

En Rhenia nos dimos un chapuzón en una idílica playa y en Delos, donde según la mitología griega nacieron los dioses y hermanos gemelos Apolo y Artemisa, visitamos el conjunto de ruinas.

La salida es muy interesante, aunque el enorme oleaje, que hacía que zozobrara la embarcación, no sólo nos mareó, sino que nos hizo temer por nuestra seguridad.

Rhenia y Delos - Nahia Nebra

Tras Mykonos tomamos un ferry (con un enorme retraso, que debe de ser algo relativamente habitual) rumbo a Santorini.

Situada dentro de una caldera volcánica, con una gran parte sumergida, son cinco islas en total de las que Santorini es la principal.

La Caldera - Santorini - Nahia Nebra

Sus arenales son negros y, la mayoría, de piedra lo que dificulta el movimiento y el baño. La más original es la denominada «Playa Roja» por su color. Interesante para admirar, pero incómoda para broncearse.

Al lado está el yacimiento arqueológico de Akrotori. Si no sois expertos en la materia y habéis estado en Atenas no aporta nada diferente.

Red Beach - Santorini - Nahia Nebra

Santorini es famosa por sus puestas de sol y por las cúpulas azules de Oía, lo que provoca un tumulto de gente que aplaude al sol por ponerse, como si no sucediese en todos los sitios y todos los días semejante fenómeno.

Oía es bonito, pero tanta aglomeración resulta agobiante. En la cercana localidad de Fira puede contemplarse un fenómeno idéntico con mucho más espacio.

Cúpulas azules - Santorini - Nahia Nebra

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